“EL PODER DEL HÁBITO”
“La mayor parte
de las decisiones que tomamos a diario pueden parecernos producto de una forma
reflexiva de tomar decisiones, pero no es así. Son hábitos” Charles Duhigg
¡Comienzo de mes!... AGOSTO es ideal para hacer CAMBIOS
de HÁBITOS.
En mi caso, acabo de llegar de
vacaciones y estaré trabajando en Madrid en agosto, ya que es un buen momento
para preparar nuevos proyectos de cara a la nueva temporada.
Trabajo interno
más que nada, dado que en España, se sigue con la vieja idea del “cerrado por
vacaciones” y casi todos los sectores a nivel empresarial se paralizan.
Así que aprovecho para
comentarte algunas novedades, respecto a las últimas investigaciones realizadas
en relación a ¿Cómo incorporar nuevos hábitos
y que permanezcan?
(La primera parte de este artículo, puedes leerla aquí)
REVISA TUS CREENCIAS
Una de las mayores dificultades que tenemos las personas, a la hora de
modificar actitudes y hábitos para mejorar nuestra vida y nuestras relaciones,
está en el miedo instintivo que sentimos hacia el cambio.
Muchas veces, consciente o inconscientemente, ocultamos este miedo
bajo la creencia de que ya es demasiado tarde para cambiar, o que
nosotros no podemos ser de otra manera, o incluso pensamos que es
el resto del mundo quien debe cambiar.
En realidad, todas estas creencias son la “coartada
perfecta” con la que nuestra mente nos defiende de cualquier cambio que nos
pueda sacar de nuestra zona de confort.
ANCLAR NUEVOS HÁBITOS
Hasta el momento, en relación
al tiempo que se necesita para crear nuevas conexiones neuronales, se
hablaba de 21/28 días y si bien es cierto, falta una parte
importante y última, que es mantener ese hábito para convertirlo en acto reflejo o impronta, frenando asi, los impulsos de volver a los antiguos hábitos.
El mito de que se tarda 21 días en adquirir
un hábito,
puede provenir de la
publicación de un libro en 1960 por el Dr. Maxwell Maltz, cirujano plástico comentando
que las personas a las cuales se les había practicado una amputación,
tardaban aproximadamente 21 días para adaptarse a la pérdida de una extremidad.
El Dr. Maxwell, extrapoló que la gente tarda 21 días para
adaptarse a los cambios importantes en su vida.
Según Maltz, actuamos y sentimos no de acuerdo con la
realidad, sino a la imagen que nos hemos formado de ella.
Los hábitos, buenos o malos, se moldean del mismo modo. La
imagen que las personas tienen de sí mismas y las conductas que han creado,
guardan estrecha relación entre sí.
Al cambiar la imagen, seguramente cambiarán los hábitos, pero
falta desarrollar técnicas para que ese “cambio de hábito” quede anclado en su
cerebro y por lo tanto automatizado.
IMPRONTA DE UN HÁBITO
William
James, uno de los padres
de la psicología moderna, escribió Habit, un ensayo que dos años después incluyó
en el capítulo IV de su libro “Principios de psicología” (1890), obra de referencia de esta ciencia. En él, mencionaba
que aprender nuevas habilidades, puede tener un efecto en la estructura física
del cerebro, modificándolo y estableciendo nuevas relaciones y circuitos
neuronales, que a su vez alteran su funcionamiento. Ya en esos años, se
incorpora el concepto de plasticidad cerebral
o neuronal, que ahora es clave en el estudio de las
Neurociencias.
Gracias
a la neuroplasticidad o neurogénesis, las neuronas generan nuevas
conexiones, que nos permiten estar aprendiendo a lo largo de toda nuestra vida.
El cerebro es un órgano moldeable y cada
destreza aprendida, lengua estudiada o experiencia vivida, reconfigura nuestro
mapa cerebral y entre las actividades que retrasan el envejecimiento del
cerebro, están la actividad mental y física.
Según últimas investigaciones, en
realidad, hacen falta 63
días (Tres etapas de 21 días cada una), para
que se cree un hábito y pueda mantenerse durante mucho tiempo.
En 21/28 días, las neuronas no asimilan suficientemente
el nuevo comportamiento y, por tanto, se tiende a abandonar los logros que nos
costaron tanto esfuerzo.
La verdadera frontera está en esos 63 días
(según el University College London, consideran 66
días*),
una cifra mágica a partir de la cual nuestro cerebro asimila el nuevo hábito y
lo incorpora de manera inconsciente, convirtiéndolo en un acto reflejo.
*Phillippa Lally,
investigadora de psicología de la salud del University College London, y su
equipo publicaron en la Revista Europea de Psicología Social, en 2009, How are habits
formed: Modelling habit formation in the real world,
un estudio que investigaba el proceso de formación de un hábito en la vida
diaria. Para ello, se pidió a 96 voluntarios universitarios que escogieran un
comportamiento saludable que hasta entonces no hacían, para repetirlo cada día
y convertirlo en hábito. Eligieron por ejemplo comer una pieza de fruta en la
comida o correr 15 minutos después de cenar. El tiempo que tomó a los
participantes alcanzar el automatismo con esta nueva acción varió de 18 a 254 días, y la media fue de 66 días. En el estudio se destaca que el rango
tan amplio, se explica por el nivel de dificultad de cada conducta, y aunque
los participantes estaban motivados para crear una nueva rutina saludable que
ellos mismos habían elegido, aproximadamente la mitad de ellos, no realizaron el comportamiento de manera
lo suficientemente consistente para alcanzar la condición de hábito.
Según Charles Duhigg, autor de “The Power of Habit” los hábitos no nacen, se hacen.
Por lo tanto, comenzamos con un
patrón mental llamado “habit
loop” o “hábito enlazado”.
Este hábito se compone de 3 partes:
la primera, es el detonante que hace que nuestro cerebro adopte una conducta
determinada, la segunda, es el comportamiento en sí mismo y la rutina que
genera. La tercera, es la “recompensa”
algo que nuestro cerebro percibe como bueno y que le ayuda a recordar ese
hábito en el futuro,
de ahí que se refiera a “hábito enlazado”.
¿Y todo esto qué significa?
Que si comienzas a trabajar cada
etapa que dura 21 días, al finalizar las mismas, llegarás a los 63 días,
pudiendo realizar cualquier cambio en tu vida. No importa lo que hayas hecho
hasta ahora, importa HOY... las posibilidades son infinitas.
Comienza con Sesiones individualizadas o en Grupos de Aprendizaje guiado...
Comienza con Sesiones individualizadas o en Grupos de Aprendizaje guiado...
Algo que tienes que tener muy claro, es que no
existen fórmulas mágicas, si voluntad para alcanzar el objetivo y compromiso
para lograrlo.
“Nuestro cerebro, funciona según
parámetros determinados que se pueden modificar con la rutina. Si
repites algo cada día en la misma situación, se convierte
en una reacción automática ", explica Jane Wardle,
coautora del estudio que se publicaba en la revista European Journal of Social
Psychology. “A partir de ese momento, el hábito adquiere cierto automatismo, y no hace falta voluntad, ni
tan siquiera pensar en ello intencionadamente, para poder repetir dicho
comportamiento”.
EL PODER Y FORTALEZA DEL HÁBITO
MI OBJETIVO me tiene que motivar.
MOTIVACIÓN para lograr mi objetivo. Ama el Proceso NO el resultado. Enfocarte en el proceso no solo te dará una visión más consciente
de la vida, sino que serás más congruente y entenderás más en profundidad el
maravilloso mecanismo de la ética en tu vida
ESFUERZO y VOLUNTAD cada día para PERSISTIR con los ejercicios. Entre más sencilla sea tu
estrategia más capacidad tendrás de ser fiel a ella y seguirla paso por
paso.
COMPROMISO, para no desistir y continuar logrando así mi propósito. Recuerda que siempre aparecerá la crisis del
tercer día y hay que estar preparado para PERSISTIR.
RECOMPENSA al final de haber
generado e incrustado el nuevo hábito.
Al final, conseguir incorporar un nuevo hábito, depende más bien de conquistar el lado
emocional de nuestro lado racional. Y es el eterno conflicto entre la parte
racional y emocional, al que se refiere el psicólogo Jonathan Haidt: “nuestro lado emocional es un Elefante y
nuestro lado racional es su Jinete. A lo que hay sumar un tercer elemento:
el entorno o el camino. Imaginaros
6 toneladas de elefante frente a un mísero jinetillo encaramado encima. Está
claro quién gana ¿no? Uno quiere hacer una dieta equilibrada y balanceada (el
jinete) y el otro (el elefante), comerse una tarta de chocolate.
PREGÚNTATE: ¿Para qué lo hago?...
La respuesta,
es el SENTIDO QUE LE DES a esa pregunta.
“Mejora la calidad de tus pensamientos para que mejore también la
calidad de tu vida”
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¡Muchas
gracias!
“Se inmensamente FELIZ, salvo que tengas otros planes” A.G.R.
Agustina Gómez Rodríguez
Skype: GraphoLife
Estamos en Madrid.
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